viernes, 12 de julio de 2013

Leído: El librero de Kabul de Åsne Seierstad


50/100 de Desafio 2013

Hace días que lo leí y todavía tengo la sensación de que la vida es tan injusta, y que no en todas las culturas tienen las mismas oportunidades. Es especialmente triste la vida de todas las mujeres de este relato, subyugadas a los hombres y a unas tradiciones ancestrales que las hacen sumamente infelices, la vida en Afganistan para las mujeres de clase baja es una desgracia continua, constamente esclavizadas, aunque tengan algunas ventajas de la sociedad occidental. Quizá el personaje que menos me ha gustado es el protagonista Sultan, que rige el destino de toda su familia de una manera tiránica, creando infelicidad con cada una de sus decisiones, y desde luego lo peor es una sociedad con la de Afganistan, constantemente en guerra y con una fuerte base machista. Una novela para conocer otras realidades alejadas de las nuestras.

La periodista noruega, Åsne Seierstad, pasó en 2001 varios meses conviviendo con la familia del librero Sultan Khan, experiencias que dieron lugar a este apasionante testimonio y bestseller en muchos países. A Åsne Seierstad le fascina el hecho de encontrarse, en medio de tanto desorden y destrucción, con este librero, un personaje culto y con una gran devoción por los libros. A lo largo de los distintos periodos y regímenes, el librero asiste a varias redadas de su tienda e incluso al terrible acto de la quema de sus libros.
La autora relata la vida personal del librero: su segunda boda con la jovencísima Sonia y la separación física de su primera mujer o su viaje a distintas partes de Afganistán y va definiendo el perfil del librero, hombre culto y hábil en los negocios, pero también autoritario y machista.
Describe la humillación de Sharifa, la primera mujer de Sultan, que tiene que fingir delante de los demás que está encantada con la nueva esposa de su marido; también está la historia de Bibi Gul, la madre gordísima de Sultan que ha dedicado su vida a tener hijos, varios de los cuales fallecieron de pequeños, y quien intenta sobrellevar todos los disgustos comiendo golosinas. La autora muestra en todo momento el peso que tiene la familia en todas las decisiones que afectan a las hijas, en ningún momento estas pueden decidir sobre su destino o sus maridos, son simplemente un objeto de intercambio en función del dinero que la familia pretende conseguir por ellas.
La autora ha conseguido construir unas memorias fabulosas en las que se mezclan con mucha habilidad el fondo político, los acontecimientos en Afganistán y la vida íntima de la familia del librero.

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